martes, 28 de febrero de 2012

Ego





La inmoralidad sonríe entre mis brazos, acogida por un monstruo de su tamaño. Por ahora estoy ocupado, en hacer como que vivo a pie de rey. Me ocupan el tiempo las prostitutas, los mecanismos simples de nuestro instinto animal, el culto al sexo conmigo mismo. Los relojes de arena y cuerda me traen demasiados recuerdos. Por lo visto ahora se oyen mis desgarradores gritos por todo el mundo, conocido y por conocer, dicen que soy transparente, que me he perdido muchas cosas.

Siempre están mirando, nunca se pierden nada, por eso me gustan los espejos, me muestran tal y como soy, me definen, y algunos hasta me dan mala suerte, y no me quejo. Me precipito a la observación y a despejar las dudas sobre lo que se ve o lo que no… doy lo que recibo, y nada más. Lo cierto es que me exilié del mundo hace ya mucho tiempo dejando atrás todos sus problemas, pero algún día volveré.

Soy el súmmum de la indecencia, del menosprecio, del desarraigo a lo estético y a la perfección, la malformación de un mutante abyecto, soy yo tu juguete roto. Soy los dos extremos de la sencillez humana, el paradigma de la inestabilidad, soy el glorioso vómito vuestro de cada día, y por lo tanto exijo que se me trate de igual a igual.

viernes, 10 de febrero de 2012

Lost



Calor… tengo calor en mitad del invierno, las dunas explotan en mi mente, echo de menos los hogares lejanos, a la gente hablando de caos, de acantilados cercanos, de nieve seca…
Puedo caminar entre ellos… puedo sentir lo que ellos sienten, puedo escuchar sus plegarias, puedo intentar que todo esté en su sitio, pero puedo ahogarme en un mar de dientes afilados.

Gané el mérito de un crimen perfecto, de tener la mente clara y los sentidos despiertos. Perdí a tiempo en vez de encararme al viento, busqué caramelos en colchones olvidados y sucios. Y ahora vuelvo a estar perdido… adiós al norte, la brújula y las estrellas, adiós al musgo y los árboles, vuelvo a estar perdido… adiós a las personas.
Sigo bailando entre espejos, en lugares remotos, sin luz alguna, sin música ni papel. Inclinándome ante el público, entre escenarios de tela y seda. Pendo de un hilo envuelto en llamas, y no hay suelo en este silencio…