jueves, 21 de abril de 2011

Ataduras de un perro




Veo lo mismo cada día, con ojos negros, inseguros, veo las imágenes de toda una vida como si fueran balas en el infinito tambor de un revolver, disparándome... y algo grita en mi interior, algo que he intentado matar de mil formas posibles, con miles de cuchillos, con besos, con piedras, con abrazos, con uñas y dientes… es una batalla interior que perdí hace ya mucho... algo que enterré bajo las arenas del tiempo y a pesar de todo, aún sigue ahí, mirándome desde el fondo, la verdad es que asusta.
Pero mi voz se quiebra al hablarle, y el corazón se encierra en un puño al descubrir en una de sus frases delirios que solo existen en mis mejores sueños.

Y aún descontento sigo mirando más y más, desde las sombras a sus seres más queridos, entonces los noto... son los peores sentimientos humanos… los busco en todos sitios y veo la de cosas horribles que hay escritas sobre ellos, sobre la gente que los padece, pero eso solo sirve para empeorar, porque aunque no los quiera, se que están ahí y que no puedo defenderme, atacar, ni tampoco huir, tan solo puedo encerrarlos en una cajita muy pequeña y muy fácil de abrir.

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